Pasada ya la primer semana después de las riadas acaecidas en el Valle y que en mayor o menor medida hemos sufrido todos me voy a permitir hacer algunas reflexiones con animo constructivo:
1.-Para empezar la naturaleza nos ha recordado una vez mas que no se nos debería olvidar nunca el poder del agua en situaciones limite como la que hemos vivido. A pesar de que puedan pasar varias décadas entre cada unos de estos fenómenos tendríamos que tenerlas siempre presentes en las actuaciones cerca de los cauces. No deberíamos subestimar los informes o permisos del organismo de cuenca (CHE) que regulan todas las actuaciones en la zona denominada de Policia de Cauces. De hecho ha habido problemas importantes en 2 puntos concretos del valle que me cuesta creer que hayan obtenido las autorizaciones correspondientes tanto por proximidad como por peligro de inundación (comparando con algunos expedientes que hemos tramitado a lo largo de los años en CHE).
2.-Tal vez sea el momento de poner en cuestión la actual “política sobreproteccionista” de la denominada “vegetación de ribera”. A mi humilde entender esta situación genera 2 problemas (que se han puesto en evidencia estos días): en primer lugar una reducción de la sección de los cauces y en segundo lugar el peligro que entraña el hecho de que esta vegetación expuesta a un caudal de agua suficiente, es arrancada y puede generar unos problemas añadidos como tapones en puntos estrechos, puentes, presas…Por tanto creo que lo que seria importante es volver a retomar una de las cosas buenas que se hizo la riada del año 1982 y que es limpiar y aumentar la sección de los cauces incrementando tanto su anchura como su profundidad para que en caso de crecidas sea capaz de “tragar” todo el caudal de agua. De hecho no tengo datos objetivos pero pondría la mano en el fuego que el caudal punta de la riada de hace unos días a su paso por Villanova ha sido superior a la del año 82 pero los daños han sido menores simplemente porque la seccion del rio actualmente es mayor.
3.-En tercer lugar debido al estado en el que han quedado los cauces, con los muros y las escolleras maltrechas en muchos tramos o incluso arrancadas totalmente en otros, se requiere una reconstrucción de las mismas lo mas urgente posible (las consecuencias de una pequeña riada con la situación actual de los cauces podría tener consecuencias nefastas). Ademas se debería reestudiar y mejorar las mismas puesto que en muchas zonas se han demostrado claramente insuficientes. A parte de ello se deberían revisar algunas de dichas infraestructuras (por ejemplo algunos muros de Benasque) ya que aunque hay zonas que no han colapsado se encuentran bastante dañadas, por ejemplo han sido descalzados por el agua y requieren un recalce urgente. Confiemos en que los técnicos que las revisen tomen buena nota de ello.
4.-Finalmente me gustaría dejar constancia de algunos ejemplos de edificios que han sufrido el “empuje” importante de las aguas como el edificio Estos de Benasque y el edificio de la Granja y que a pesar de que requieren un estudio exhaustivo para valorar los posibles daños, parece que han soportado “dignamente”. Esto nos lleva a concluir (comparando por ejemplo con las viviendas que se derrumbaron en Castiello de Jaca hace unos meses en una situación similar) que no todas las tipologías constructivas y estructurales soportan del mismo modo el efecto del agua “desbocada”.
Espero que alguna de estas reflexiones puedan servir a alguien aunque solo sea para suscitar una reflexión sobre los puntos indicados.
Fdo: Sergio Plaza Lomillos, Arquitecto Colegiado de Aragon 2525
Villanova, Junio de 2013